HIPÓTESIS DE FELICIDAD - RIL Editores España


 



Leonel Alvarado en la Revista Abril: https://revistaabril.org/libro-para-leer-sin-corbata/ 

En Hipótesis de felicidad, de Alberto Pellegatta (Aerea/Carménère, traducido por Mario Pera, 2023) hay un tejo que no resiste la sociabilidad, una gacela carnívora, un sombrero de enamorados bajo el que crecen el cabello y los remordimientos; seres imaginarios y deslumbrantes, como deslumbrante es la poesía de Pellegatta, quien demuestra que, afortunadamente, no todo está dicho en poesía, que los bestiarios todavía son posibles, que Raimundo Lulio no lo dijo todo en el siglo XIII, que algo bueno sale de esto de pensar mal. Y lo dice tan bien en español, gracias a la espléndida traducción de Mario Pera.

Uno no se molesta en contar cuántas veces aparece la palabra felicidad en este libro; ese sería un asunto muy serio. Y este es un libro contra la seriedad, mejor dicho, contra las seriedades, en cualquiera de sus formas. Además, la felicidad no está en la repetición de la palabra como un mantra, sino en el goce del decir, en el festín del lenguaje que es el libro de Pellegatta. 

Quizá este sea un libro más alegre que feliz, como La Alegría de Ungaretti parece ser más feliz que alegre. A la desolación de la guerra, Ungaretti le opone la felicidad de estar vivo, de los días felices en Alejandría; celebra la vida y el acto mismo de decirlo. No es casual que Hipótesis de felicidad me haya hecho pensar, inesperadamente, en Ungaretti, no solamente por los títulos de los libros; también por ese lenguaje que revela el encantamiento de lo mínimo: «Por ebullición / las gotas más inteligentes del agua / confirman: para vivir hace falta algo más» («Anábasis», p. 27). 

Y la cercanía de Ungaretti y esas gotas más inteligentes y el título del poema me llevan, inevitablemente, a pensar en Perse, ese otro gran poeta que me parece cercano a la poesía de Pellegatta. Perse es capaz de suspender la emoción hasta lo sublime, de expandirse en sonoridades, pero también de detener la caravana para contemplar «esas moscas, esa especie de moscas», como dice en Crónica. Algo de esto hay en la poesía de Pellegatta: «Los uniformes de los bomberos mientras descansan: sirenas de escenarios destruidos» (p. 17). ¿Cuántas vidas salvó ese cansancio?

Y no puedo dejar de citar el final del poema: «Pronto un ciego pintará fuera de los bordes / y los perros volverán a volar». Estos giros inesperados y, repito, deslumbrantes, son frecuentes en la poesía de Pellegatta: «Para escribir un número suficiente de versos / necesitas haber estado nervioso muchos días» (p. 58); «Hablas tan bien de mi dolor que le haces hablar» (p. 59). 

Citaría más ejemplos pero los anteriores me sirven para decir que en este libro también encuentro los juegos de la inteligencia y el humor de la poesía de Parra, quien escribe sinfonías de cuna y hace preguntas a la hora del té. Esa vertiginosa simultaneidad de imágenes de la antipoesía, que sólo los humoristas y los filósofos pueden tomarse en serio, es esencial en este libro de Pellegatta. Y, confieso, qué alegría cambiar de página y dar con versos así: «Cómo uso los números, los horarios, el dinero / para evitarte» (p. 59). Y, una vez leído este poema, las fotos entre escritores nunca se verán igual: «la foto en la que sonreímos unidos por el talento» (p. 46).

Hablar de tejos, de gacelas y de Parra parecería disparatado, pero no está fuera de lugar porque, precisamente, este libro está hecho «de partes independientes y parciales», de «cimientos sólidos y pequeñas proporciones» para que el lector no se sienta desalentado, como se nos advierte de entrada. Da la impresión de que muchos años han pasado por las partes, aparentemente dispares, que conforman este libro, pero, vuelvo a la frase, ninguna está fuera de lugar, ninguna se sale de los bordes.   

Este libro también se define por lo que le falta; para el caso, falta aquí la felicidad jeffersoniana (The pursuit of happiness), pronto convertida en el consumismo capitalista: ser feliz es adquirir, poseer, tragar para satisfacer ese vacío en el que siempre faltará algo más; no hay título de propiedad, diría Perse, que colme nuestros deseos. No es la felicidad y, por eso, el artículo no es necesario en el título.  

Obviamente, intentar revelar la parentela poética de Pellegatta es un asunto arbitrario que corre por cuenta propia. Pero cada uno lee con sus propias partes independientes y parciales, y, además, como decía Roberto Calasso, los poemas nunca viven solos. Los libros leídos gozosamente, como este de Pellegatta, convocan otras gozosas compañías. Afortunadamente, para no abusar de nuestro cansancio, Pellegatta nos deja con el mejor antídoto contra la seriedad encorbatada de los discursos (y de los libros de poesía): «El discurso debe ser interrumpido / para volverse soportable» (p. 77).


https://www.vallejoandcompany.com/la-estructura-llega-antes-que-las-imagenes-entrevista-a-alberto-pellegatta/

https://www.revistaaltazor.cl/alberto-pellegatta-2-2/

https://poesia.uc.edu.ve/

https://www.lavanguardia.com/libros/libro/hipotesis-de-felicidad-9788419372833 

https://www.tornaveupoetic.cat/alberto-pellegatta-poema-giacomo-o-dellinfanzia-en-la-veu-de-lautor-del-llibre-ipotesi-di-felicita/

https://lacasaquesoy.wordpress.com/2024/06/23/rostros-de-la-poesia-italiana-alberto-pellegatta-la-casa-que-soy/

https://mecanismospoeticos.blogspot.com/search/label/Alberto%20Pellegatta

https://vuelapalabra.com/hipotesis-de-felicidad-alberto-pellegatta/


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Commenti

  1. Resenya en: https://emigreat.org/hipotesis-de-felicidad-alberto-pellegatta/

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